
Como psicólogo granada, acompaño a muchas personas que llegan a consulta arrastrando una misma sensación: la culpa por no poder con todo. Personas que lo intentan todo, que se esfuerzan más de la cuenta, que no paran ni un segundo, y aun así sienten que no es suficiente. Y es ahí donde suelo decir algo que les sorprende: no, no estás fallando, simplemente nadie puede con todo. Y no pasa nada.
Desde la terapia, trabajo a diario con el peso invisible que deja la autoexigencia constante. Ese mandato interno —y muchas veces también social— que nos dice que descansar es perder el tiempo, que pedir ayuda es fracasar y que lo normal es funcionar al 200 % todos los días.
El ideal de autosuficiencia: un enemigo silencioso
Vivimos en una cultura que premia el rendimiento, el multitasking, la disponibilidad permanente y la perfección. Se espera que seamos trabajadores eficientes, padres o madres presentes, amigos disponibles, personas sanas, motivadas y organizadas. Todo a la vez. Y con buena cara.
Este ideal, lejos de motivarnos, nos lleva al agotamiento emocional, a la desconexión con nuestras propias necesidades y, con frecuencia, a síntomas como ansiedad, insomnio, irritabilidad o bloqueo mental. Y lo más doloroso es que, aun así, nos seguimos culpando.
Desde la terapia, invito a cuestionar esta lógica: ¿quién dijo que tenemos que poder con todo? ¿De dónde viene esa idea? ¿Qué pasaría si empezaras a soltar, a delegar, a descansar… sin sentirte culpable?
Cuando la exigencia bloquea el bienestar
Muchas personas creen que su malestar se debe a una falta de organización, motivación o fortaleza. Pero en realidad, el problema no está en ellas, sino en las condiciones desbordantes que intentan sostener sin apoyo.
En la terapia de psicología, ayudamos a identificar estos factores externos que contribuyen al malestar:
- Cargas laborales o familiares excesivas.
- Falta de descanso real.
- Dificultad para decir “no”.
- Creencias heredadas sobre el valor personal ligado al sacrificio.
- Autoestima condicionada al logro constante.
No se trata de rendirte, sino de empezar a cuidarte desde otro lugar. Desde el realismo, la compasión y la salud mental.
Validar, descansar y pedir ayuda
Uno de los grandes aprendizajes del proceso terapéutico es entender que no puedes dar lo que no tienes. Que descansar es una forma de amor propio, que pedir ayuda es un acto de valentía y que cuidarte no es egoísmo, sino responsabilidad.
Desde mi experiencia como psicólogo granada, propongo estos primeros pasos para salir del bucle de la autoexigencia:
- Cuestiona tus “deberías”: ¿a quién le estás intentando demostrar algo?
- Haz pausas intencionales: no solo cuando estés al límite.
- Redefine el éxito: no todo se mide en productividad.
- Habla con alguien: la soledad también agota.
Si no sabes por dónde empezar, en terapia online o presencial en Granada, encontrarás un espacio donde no necesitas estar bien para ser bienvenido. Solo necesitas estar dispuesto/a a escucharte de otra forma.
Soy Alejandro Salinas psicólogo especializado en salud mental y acompañamiento terapéutico a personas adultas. En este artículo hemos reflexionado sobre cómo el ideal de autosuficiencia puede llevarnos al agotamiento emocional, y cómo desde la terapia podemos empezar a soltar esa exigencia que tanto duele y abrir espacio para el cuidado, el descanso y la compasión.
Porque no se trata de poder con todo, se trata de no tener que hacerlo solo/a.